Por el Centro de Estudios Económicos del Sector Privado del CCE. (CEESP)
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Mientras las autoridades aseguran que la economía marcha bien y tienen optimismo en que los siguientes meses serán de expansión, las cifras disponibles muestran que la economía mexicana inició el segundo semestre del año con un comportamiento negativo.
De acuerdo con el reporte del INEGI, en julio el indicador global de la actividad económica cayó 0.9% a tasa mensual, lo que propició que en comparación con el mismo mes del año pasado significara una disminución de 1.2%, la tercera y más alta desde febrero de 2021 cuando se contrajo 3.3%, aún por efectos de la pandemia. Esto podría ser el preludio de un tercer trimestre negativo.
Pero el hecho es que prácticamente todos los indicadores económicos muestran debilitamiento desde finales del 2023 y no se logra conformar un ciclo de expansión duradero.
De las cifras de inversión, si bien aún no se tienen resultados para julio, se puede advertir que, desde su nivel más alto reportado en el primer trimestre del año pasado, cuando ascendió a 6.4 billones de pesos a precios de 2018, hasta el segundo trimestre del presente año, la formación de capital físico muestra una caída de 6.8%, especialmente motivada por la disminución de 25.7% en la inversión pública, aunque la privada, que es la principal fuente de acervo de capital, muestra un descenso de 4.3%.
En el caso del consumo, la estimación oportuna del INEGI considera que en julio tuvo una caída anual de 0.7%, que se extenderá a agosto en igual magnitud.
Sin duda, el no tan favorable desempeño de la actividad productiva, que se concluye cuando prácticamente todos los indicadores marcan tendencias a la baja, responde en parte por la incertidumbre que prevalece en el país por los cambios legislativos internos y la política comercial de los Estados Unidos, que recientemente anunció nuevos aranceles para camiones, muebles de baño y medicamentos. Lo anterior repercutirá en un menor desempeño en los próximos meses y el siguiente año.
La preocupación por el efecto de la reforma judicial y la desaparición de los órganos autónomos, junto con la propuesta de reforma al juicio de amparo que está por discutirse, afectan la percepción de un estado de derecho fuerte e imparcial para todos, desalentando en buena parte la inversión por parte de empresas y emprendedores.
Adicionalmente, esos cambios también parecen limitar una regulación eficiente y neutral, propiciando mayores costos para las unidades productivas, lo que, acompañado de crecientes costos laborales, generan un ambiente complejo para su eficiente desempeño. Por lo anterior, también se está limitando la apertura de nuevas unidades productivas con mayores empleos formales de calidad. Todo esto favoreciendo a la informalidad.
Hay que recordar que los resultados del Censo Económico 2024 muestran que entre 2018 y 2023 el universo de unidades productivas en el país aumentó en 668 mil. Esta cifra, que en principio parece una buena noticia deja de serlo al observar que el 76.5% de este aumento correspondió a la creación de empresas o unidades económicas en la informalidad.
Lo relevante es que la informalidad se ha venido fortaleciendo en esta coyuntura. Esto se refleja en la evolución de los indicadores de ocupación. Las cifras de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) reportan que, en los primeros siete meses del presente año, la población ocupada aumentó en 1.5 millones de personas, aunque se debe tener en cuenta que este resultado respondió en su totalidad al aumento de 2.3 millones de ocupados en la informalidad, ya que los empleos formales disminuyeron en 813 mil.
Recientemente las autoridades celebraron al ajuste al alza de los pronósticos de crecimiento para nuestro país que publicó el Fondo Monetario Internacional (FMI), que corrigen su percepción de 0.2% a 1.0% para para este año y anticipan un avance de 1.5% para el próximo.
Si bien esta corrección mejora modestamente la confianza, es evidente que los niveles de crecimiento esperados aún son insuficientes para mejorar la situación del país.
De hecho, con la evolución reciente de los principales indicadores económicos no se ve probable, al menos en este y el siguiente año, que las previsiones de la Secretaría de Hacienda puedan cumplirse.
Ahora el ritmo de avance de la economía depende en buena medida del intercambio comercial.
Es importante fortalecer las políticas de impulso de la actividad productiva y atender con mayor eficiencia los problemas de inseguridad, violencia y estado de derecho.
Además de todo es fundamental fortalecer la situación financiera del sector público. Son indispensables mayores esfuerzos para lograr la consolidación fiscal. Fuentes de recursos más sólidas y gasto más eficiente son la mejor forma de lograr los objetivos de reducir el déficit público y la necesidad de mayor deuda.










