• LA TRADICIÓN ORAL DE LOS DIÁLOGOS HUEHUETLATOLLI

“NO TE ENTREGUES AL MALVIVIENTE, NI AL PERVERSO” CONSEJOS DE LOS ANTIGUOS MEXICAS A SUS HIJAS

La conmemoración del 8 de Marzo, Día Internacional de las Mujeres, es propicia para reflexionar sobre el futuro y la responsabilidad que tenemos al interior de las familias en el objetivo de cimentar una nueva normalidad libre de violencia de género; con otros cánones de virilidad, donde la sociedad anteponga la racionalidad y aprecie a las mujeres no sólo por deber, sino por justicia, por preservación de la especie humana.

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      Lo aceptemos o no, la civilización nunca volverá a ser la misma después del año 2020, un diminuto microbio nos ha obligado a entender que somos una unidad y no una pluralidad divergente: “Lo que le pase a unos, les afecta a todos”. Así funcionan las pandemias que en el presente nos amenazan, la del COVID19 y la del maltrato femenino.

     Son tiempos de angustia pero también una buena oportunidad para tomar consciencia de que al igual que el sistema biológico, debemos vacunar la mente, a fin de sanarnos de la maldad social que con prejuicios e ideologías erróneas han parasitado nuestra cultura, contagiando a las generaciones con doctrinas misóginas y violentas.

     Lo primero que tenemos que erradicar es la falsa creencia del que el machismo es inherente a la mexicanidad, ¡Eso es producto de la falta de conocimiento sobre nuestras raíces!

       Nuestros antepasados de los pueblos originarios tenían otro nivel de consciencia. Los Mexicas y los Mayas promovían el respeto y la dignificación de las mujeres. Así lo podemos apreciar en una serie de discursos de la tradición oral del pueblo Mexica llamados “Huehuetlatolli(Consejos de los Viejos), que podemos encontrar en el Libro Sexto del Códice Florentino, documentos prehispánicos recopilados por Fray Bernardino de Sahagún en el siglo XVI.

      Fueron los propios indígenas quienes ayudaron al Fraile, contestando a sus interrogatorios, dándole el material necesario para salvaguardar la ética de sus antepasados.

      Gracias a tan valiosos documentos podemos saber que al llegar las niñas a la edad aproximada de 15 años (la edad de la razón) los padres, abuelos o sacerdotes, hacían una ceremonia donde les recitaban de memoria los Huehuetlatolli, aconsejando entre muchas cuestiones, NO permitir el abuso y el maltrato de parte de la pareja o de los extraños. Cito enseguida el fragmento alusivo que se encuentra en el Libro Sexto del Códice Florentino:

“… Tu mantente alerta, mira bien a tu enemigo, que nadie se mofe de ti, ni te entregues al malviviente, al vagabundo, al jovenzuelo pervertido que se divierte.”

     Los antiguos mexicas le daban gran importancia a la primera educación en el hogar, y eran los padres y madres quienes asumían la responsabilidad de transmitir de generación en generación sus normas de conducta y moral.

     En la tradición oral, los sabios mexicas recomendaban a las mujeres prudencia en lo público y en lo privado, como señoras de buena casa. Se les aconsejaba aprender a cocinar, a tejer, a bordar, para tener una fuente de ingresos en tiempos de necesidad.

      Los aztecas consideraban la violación como una falta grave que se castigaba con la muerte. Incluso a los guerreros de sus ejércitos les destinaban mujeres “Ahuanimes”, prostitutas sagradas que los auxiliaban en sus menesteres domésticos y en sus necesidades sexuales. Lo hacían para evitar que pudieran abusar de las mujeres de los pueblos conquistados. Hacerlo era un deshonor, un acto de cobardía que iba en contra de la valía de un hombre.

Por todo lo explicado anteriormente, será más fácil comprender que el machismo no es herencia de nuestros ancestros. Es una conducta aprendida que requiere terapia de sanación. Y la mejor vacuna para la mente es el conocimiento.

* El presente análisis forma parte del contenido de mi libro “Mujer: Diablo, carne y mundo. Anatomía y Cultura de la Violencia contra las Mujeres en México” (2020).