Por Horacio Cano Vargas
En la histórica visita de Juan Pablo II a la isla de Cuba, dirigió unas palabras a los jóvenes, especialmente a los que vivían en la isla, para ser específicos fue en Camagüey, el 23 de enero de 1998; desde que leí la transcripción de éste discurso, lo he tenido muy en mente (como muchos discursos de este influyente personaje de nuestro tiempo), por el significado que le da al compromiso, es por ello que me permitiré compartirlas con ustedes: “El compromiso es la respuesta valiente de quienes no quieren malgastar su vida sino que desean ser protagonistas de la historia personal y social. Los invito a asumir un compromiso concreto, aunque sea humilde y sencillo, pero que emprendido con perseverancia se convierta en una gran prueba de amor y en el camino seguro para la propia santificación. Asuman un compromiso responsable en el seno de sus familias, en la vida de sus comunidades, en el entramado de la sociedad civil y también, a su tiempo, en las estructuras de decisión de la Nación.”
A diferencia de otros momentos de la historia, escribir es más asequible, a mi juicio, son dos las razones: el acceso a la educación, es un hecho que el día de hoy muchas más personas en el mundo saben leer y escribir que, por ejemplo en el Siglo XVI, y en segundo lugar, es muy sencillo tomar el celular, una computadora, o papel y pluma para poder escribir lo que a cada uno le venga en gana; pero lo que sigue siendo igual es que el escribir siempre compromete, el día de hoy, porque lo escrito puede ser accesible de forma tan inmediata para cualquier persona del mundo con un solo click (en un tweet por ejemplo). Quizá hace 200 años, comprometía por lo exclusivo, porque eran pocos los que tenían acceso a poder escribir; es decir antes pocos tenían acceso a escribir, hoy el acceso a escribir es casi universal; pero eso sí, siempre comprometió, compromete y comprometerá.
Al escribir debes de tener una coherencia, con tus acciones y con tus pensamientos, suena fácil, pero sincronizarlos siempre es difícil. La coherencia no es excluyente a la evolución del pensamiento; ahí tenemos a Platón, no es lo mismo su pensamiento en “La República” que en “Las Leyes”, las dos obras lo comprometieron como hombre de su tiempo, pero también como hombre de ideas para la ciencia política, aunque expresa dos pensamientos diametralmente diferentes, siempre guardó una coherencia y vaya que aportó al mundo y sus ideas; por ahora no entraremos en detalles porque no es el fin de estas líneas; lo menciono para poner en claro que el pensamiento personal evoluciona y escribir es una forma de dejar constancia de ello.
Sin compararme con este grande de la historia universal y reconociendo que al escribir me falta mucho, ese fue mi primer pensamiento cuando decidí en retomar el escribir de forma constante; ¿Mi pensamiento ha evolucionado? Para eso recurrí a leer las columnas que un periódico digital del Estado de Puebla me permitió publicar durante algunos años, la respuesta sinceramente aun no la sé, tendré que ir descubriendo hasta donde evolucionó mi pensamiento; la segunda tarea, fue pensar en cuáles temas debería abordar, ¿debería hablar de participación ciudadana? ¿sobre Derecho Constitucional que tanto me apasiona?, ¿sobre nuestra historia patria a la que le hace faltan matices?, o quizá debía poner algún tema en debate para fomentar el diálogo en el entorno que pueda llegar a leerme. Respondiendo a esta segunda tarea, en este espacio escribiré de todo un poco…
La decisión de escribir, compromete, no solo el pensar, también compromete el proceso de hacerlo, así como la constancia, de leer para nutrir lo que se escribe, de estudiar para aportar más. Quienes me leen, quienes me brindan el privilegio de su atención son personas que están dispuestas a abrir su mente a la visión que pueda expresar del mundo; y a su paso, con algo de suerte, les podré aportar de tal manera que puedan descubrir en el mundo algo que a lo mejor habían pasado por alto.
En este espacio y sin duda inspirado por el llamado de Juan Pablo II, y su nítido discurso de 1998 en Cuba, me comprometo a escribir, sin pecar de pretencioso, intentaré expresar mi punto de vista sobre diversos aspectos de la vida en sociedad, algunos serán coyunturales, otros, quizá atemporales, pero siempre intentaré que todos llamen a re pensar lo que a veces damos por hecho, y con suerte pueda gustarles. Pero también y así como Platón (insisto, sin compararme con ese gran personaje de la historia universal) poder hacer constar la evolución en mi pensamiento.
Como servidor público, pero también como ciudadano miembro de una comunidad, el escribir me compromete a actuar de forma congruente con lo expresado en este espacio, compromete a dejar constancia de una evolución y a realizar un ejercicio reflexivo ante la realidad. Agradezco el espacio, pero agradezco infinitamente la oportunidad de entrar en esa intimidad con cada persona que pueda leerme; porque cuando uno lee a alguien, entra en una intimidad, es un uno a uno con el autor y ese autor adquiere un gran compromiso con su lector.