Hay quien piensa que la humanidad podría ser más avanzada de lo que es, pero diversos factores no lo permiten. Los grandes saltos tecnológicos han sido producto de hitos de la historia: guerras, catástrofes naturales y, como hemos experimentado en los últimos 18 meses, pandemias.
¿Cómo impacta la tecnología a la experiencia de ser en el mundo? ¿Qué significa habitar el planeta en tiempos de una existencia fluida que está ineludiblemente mediada por el mundo digital? Estas y más preguntas son exploradas por Diego Casas Fernández (Puebla, 29 años), estudiante de la Maestría en Literatura Aplicada de la IBERO Puebla, en su libro Humanomáquina.
El compilatorio, que recientemente se hizo acreedor al Premio Nacional de Ensayo Joven José Luis Martínez 2021, recupera nueve ensayos cuyo narrador es un ciborg adolescente que se pregunta por la cultura de internet, su evolución y cómo esto ha impactado en su existencia. El género ensayístico, explica su autor, funciona como metáfora idónea para analizar las diferentes nociones de hibridez abordadas en los textos.
Gracias a esta voz ficticia, la narrativa se centra en la unión entre lo humanos y el concepto de tecnologia. Entre sus páginas aborda la figura del cíborg como una criatura a medio camino, que se aleja de la concepción clásica de la ciencia ficción para pensarla como un ser con una pugna interna.
Nuestro protagonista revive sus recuerdos de una época temprana del internet y cómo ha cambiado desde los tiempos de la hiperconexión vía telefónica. “Este ‘bicho raro’, que es el narrador, describe su relación con la tecnología. Los ensayos, a manera de narración extendida, van desglosando ideas alrededor de los primeros días del narrador con el internet (…) toda esta especie de nostalgia”.
Esta retrospectiva es utilizada para explorar algunos fenómenos y subculturas nacidos en la red, como el movimiento incel (hombres misóginos con un discurso de odio potenciado por sus experiencias sexuales) y la ciberdictadura (el control de los macrodatos por parte de las grandes empresas). Al respecto, se pregunta sobre los vínculos entre el ser hombre y la influencia de la cultura digital en la experiencia vital.
Se trata de un viaje de permanente ruptura del pensamiento binario. Diego Casas intenta repensar lo virtual como un espacio híbrido que debe alejarse de los extremismos de plataformas como Twitter, donde las conversaciones se dividen en dos bandos con base en la perspectiva de cada usuario. “Nos estamos polarizando. Alejamos al otro diferente porque no piensa como nosotros. Al ser opuesto, nos da temor enfrentarlo y conocerlo”.