Gran revuelo se ha levantado por la detención de General Salvador Cienfuegos, instrumentada por la DEA en los Estados Unidos, a finales de la semana pasada. Los analistas han elaborado cualquier cantidad de hipótesis sobre este hecho, que tiene una enorme relevancia en la vida política y social de México.
Las implicaciones de la detención del general Cienfuegos son muchas y muy importantes. En primer término es un mensaje para el Presidente López Obrador. El hecho que se haya capturado a un personaje con tan alto grado dentro del ejército, le quita de tajo a las fuerzas armadas la aureola de incorruptibilidad, que el mandatario les había colocado.
Así mismo, el que la detención se haya dado el jueves 17 de octubre en Estados Unidos, prácticamente un año después del operativo en el cual el Gobierno Federal capturó y soltó a Ovidio Guzmán, hijo del Chapo Guzmán, en Sinaloa, sin duda es un mensaje al Presidente de que en nuestro país no hay Estado de Derecho y los norteamericanos si aplican la Ley sin distingos. Lo cual es cuestionable, pero el mensaje ahí está.
No se debe descartar que la información sobre los supuestos compromisos del General Cienfuegos – y escribo “supuestos” porque todavía habrá un juicio donde se pruebe su culpabilidad o no- haya sido proporcionada por Joaquín Guzmán Loera, a manera de venganza contra el Gobierno de Enrique Peña Nieto, derivada de una traición.
Y presento el contexto. Analistas como Anabel Hernández han repetido y publicado infinidad de veces, que el Cartel de Sinaloa financió la campaña del ex Presidente y posteriormente el Chapo, líder de este grupo del crimen organizado, fue detenido por el Gobierno de Peña Nieto en el 2014. Meses después el Chapo logró una fuga espectacular y solo un año después fue detenido y extraditado a Estados Unidos. Esta hipótesis cobra fuerza, ya que al General Cienfuegos se le liga directamente con el Cartel de los Beltrán Leyva, que para las fechas en las que fue detenido Guzmán Loera, ya había roto con el Cartel de Sinaloa y ambos grupos libraban una guerra muy violenta.
Considero que estas acciones de la DEA y en concreto del Gobierno de Estados Unidos no pararan aquí. Ningún funcionario de la administración del ex Presidente Peña Nieto está a salvaguarda. Si acaso sus amigos Aurelio Nuño y Luis Videgaray se podrían salvar, por la relación que este último tiene con Jared Kushner, – yerno de Donald Trump – y eso si gana la reelección el Presidente norteamericano, sino no es así, tendrán que valorar mucho si viajan a Estados Unidos.
Por último, el Presidente López Obrador ha declarado que la detención del General Cienfuegos avala sus dichos de corrupción del neoliberalismo. Debe voltear a ver a los funcionarios que integran su administración, a quienes ex agentes de la DEA han involucrado con el crimen organizado. Y aquí la pregunta es ¿Que va a decir el mandatario si las investigaciones y detenciones continúan ahora con algunos de sus funcionarios o de los altos mando del ejército? Recuerden que el Secretario de la Defensa Nacional, Crescencio Sandoval González, era uno de los subordinados directos del General Cienfuegos.
El crimen organizado opera básicamente en tres ejes: los grandes capos y sus carteles, junto con sus brazos armado y sus células de trasiego de drogas; los funcionarios gubernamentales y cuerpos de seguridad que facilitan las operaciones logísticas y que sin ellos es imposible que el negocio se dé y la maquinaria para lavar el dinero donde hay particulares y entidades financieras que realizan este trabajo. La DEA está golpeando a estas tres vertientes, de manera sistemática y metódica. Mucho se verá y se escribirá al respecto. Interesante sin duda.